Hormigón autocompacto: ¿dónde se emplea?

El hormigón autocompacto es un tipo de hormigón que compacta por gravedad y que, gracias a su viscosidad, logra fluir entre los encofrados. Todo esto es posible por sus propiedades, las cuales le transfieren un diseño dosificado y una utilización de aditivos superplastificantes.

Este material puedes compactarlo sin ningún tipo de ayuda por parte de sistemas mecánicos y es capaz de mantener sus propiedades de homogeneidad y estabilidad durante todo el proceso de aplicación. Esto da lugar a que no se produzca el sangrado de la lechada ni el bloqueo del árido grueso.


Diferencias con los otros hormigones

Los materiales que lo componen son los mismos que se emplean en la producción de hormigones tradicionales, pero se diferencian de estos en que tienen menor contenido de árido grueso, mayor volumen de finos minerales y menor tamaño máximo de árido.

El hormigón autocompacto tiene las mismas propiedades que el tradicional, tales como la resistencia o la durabilidad, pero a eso hay que incluir una mayor capacidad de fluidez y uniformidad en su distribución durante toda su aplicación, sin que sea necesario compactarlo a través de medios mecánicos.

Usos del hormigón autocompactante

El uso de este hormigón está indicado, sobre todo, para aquellos acabados en los que el hormigón está a la vista. Esto es así porque aplicar el encofrado en diferentes superficies puede dar lugar a acabados que imitan de manera fiel la cara en contacto.

Te recomendamos su uso para producir elementos con formas y geometrías complejas o, por ejemplo, aquellos cuyos armados son densos y dificultan la acción de la maquinaria de vibrado para su compactación.

También suelen usarse para la fabricación de prefabricados, ya que permiten una producción de elementos cuyos espesores son de dimensiones muy reducidas.


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